10 feb 2014
No me cansaré nunca de repetir que, al igual que sucede en cualquier faceta de la vida, el diálogo entre diferentes, la mezcla, la heterogenéidad, es lo que enriquece la decoración. Yo, por lo menos, no la concibo de otra manera. Me aburren muchísimo los interiores homogéneos, me parecen anodinos y sin ninguna personalidad.
Un ejemplo ilustrativo de lo que digo es esta vivienda sueca, del siglo XIX, que, sin embargo, ha sabido adaptarse a las nuevas necesidades de la vida moderna. La decoración es un sabio ejercicio de eclecticismo en el que aparecen mezcladas piezas antiguas (el escritorio, la mesa del comedor, las maletas, etc.), que nos recuerdan al pasado de la vivienda, junto a piezas actuales, como el frigorífico SMEG, las sillas del comedor o el sofá del salón.
Una vivienda que desprende encanto, sinceridad y, sobre todo, personalidad, gracias a un proyecto decorativo bien entendido.
¿Un must? El espacio de trabajo de la segunda planta. Magnífico el contraste de las blancas paredes impolutas (rasgo del minimalismo) con la mesa y la silla del escritorio.
Procedencia de las imágenes: Alexander White
Me encanta, como bien dices, el encanto reside en la capacidad de mezclar piezas antiguas con piezas actuales.
ResponderEliminarSaludos
Palmira
¡Maravillosa! Repito M A R A V I L L O S A. Por cierto estoy buscando una mesa como esa para mi cocina ;)
ResponderEliminarHola Aintzane. Estoy de acuerdo contigo, la casa es preciosa, llena de encanto y personalidad, ¿verdad? En cuanto a la mesa, creo que puedo encontrarte algo parecido. Escríbeme a etxekodecoshop@gmail.com y lo comentamos. Un abrazo!!!
EliminarEs que las casas vividas tienen que ser así: una mezcla de elementos como fruto de su evolución.
ResponderEliminarEs una casa súper acogedora y llena de ideas aplicables. Me encanta el espacio salón-cocina y la bicicleta retro en el despacho.
ResponderEliminarSi fuese en una planta (sin escaleras) y quitándo las potas que hay encima de la mesa, es mi casa ideal, perfecta. Besos.
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